"...Además de una solvencia técnica incuestionable,
el Dúo de Salzburgo goza de una absoluta compenetración, lo que se traduce en un prodigioso equilibrio sonoro entre las partes. El chelo de Yvonne, de sonido delicado, recogido, de amplia gama de matices, tiene en el piano de Alexander, pianista potente, vibrante y con gran flexibilidad en el fraseo, el companero ideal, el que consigue una adequación sonora impecable. La dificultad del programa escogido, las sutileza timbrica, los pasajes vehementes o las agilidades (por ejemplo del Gran Tango) fueron resueltas con rigor y sinceridad, con precisión y limpieza, en unas versiones muy sentidas: estupendas...." (Ricardo Olivera Avezuela, Diario de Cádiz 2007)